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Con la próxima puesta en marcha del Laboratorio de Documentación y Análisis Lingüístico, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) emprenderá un inventario fonológico de las 64 lenguas indígenas (con 364 variantes) que se hablan en el país, con prioridad en aquellas que están en riesgo de perderse.

El nuevo espacio académico, que ha sido dotado de equipo de primer nivel, también servirá para la realización de peritajes lingüísticos y antropológicos, en caso de ser requeridos por la autoridad judicial, “toda vez que el habla es como una huella digital, personal e intransferible”, destaco Francisco Barriga Puente, coordinador nacional de Antropología del INAH.

Tras señalar que este laboratorio colocará a la investigación lingüística que hace el INAH en la ruta del siglo XXI, porque contará con herramientas necesarias para que los lingüistas rindan productos con la profesionalización necesaria que actualmente demanda la disciplina, el especialista destacó que se tendrán al alcance aparatos de medición y programas computarizados para medir y graficar las variantes del habla de una misma lengua materna, es decir, las variantes lingüísticas.

“Se cuenta con instrumentos como el espectrógrafo, el nasómetro y el glotógrafo, que se ocupan de medir las ondas sonoras del habla producidas por el aparato fonador del ser humano, es decir, los pulmones, las cuerdas vocales, la boca y la nariz, así como zonas específicas que sirven para modular o regular la emisión del sonido como son los labios, lengua, dientes y paladar”. Todo ello influye en la frecuencia con que se pronuncian las palabras y da características al modo como se escucha cada lengua.

Por ejemplo, citó Barriga Puente, por medio de gráficas podremos distinguir cuáles son las lenguas más orales que nasales; un caso de ello es el náhuatl, que es una habla más oral, porque tiene muy pocas vocales nasales; en cambio el otomí es más nasal, porque utiliza más vocales.

Puntualizó que la función principal del laboratorio será hacer el análisis de las distintas lenguas que se hablan en el país, puesto que la fonética es una rama de la lingüística que estudia la producción y percepción físicas de una lengua. Esta labor, dijo, dará prioridad a aquellas que están en riesgo de perderse.

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