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La Antropología Social y Cultural como disciplina científica surge a comienzos del S. XX de la mano de grandes autores como Morgan, Boas o Malinowski. A grandes rasgos el desarrollo de la disciplina encuentra varios lugares o focos de actuación más significativos: Francia e Inglaterra en el continente europeo y Estados Unidos en el americano.

Aunque con antecedentes notables en el XIX, su implantación en España es más tardía, a finales de los años setenta del siglo XX, cuando los estudios antropológicos han dado un giro importante en su objeto de estudio: ya no se trata solamente de estudiar las culturas exóticas, alejadas geográficamente de occidente, sino de mirar también aquellas otras que tenemos más cercanas en el espacio como son las sociedades campesinas y diverso tipo de minorías en Occidente
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Aunque con estudios antropológicos sobre realidades sociales extremeñas, realizados tanto por profesionales extranjeros como españoles y extremeños, en Extremadura tendremos que esperar hasta finales del siglo pasado para contar institucionalmente con la antropología como titulación académica en la universidad de nuestra región y por tanto en un momento en el que los estudios antropológicos anteriores coinciden con el nacimiento de los regionalismos y el estudio de las identidades culturales del mosaico étnico-cultural que integra el Estado español.


En cuanto a las actuaciones llevadas a cabo en torno a la gestión cultural dentro de nuestra región podemos apreciar varios planos:

  • El propiciado desde los organismos públicos tales como la Administración General del Estado, las distintas Consejerías de la Junta de Extremadura, Diputaciones Provinciales y los múltiples Ayuntamientos de la región que desde el inicio del período democrático y muy especialmente desde la entrada en el nuevo milenio comienzan a fomentar y subvencionar proyectos y puestos de trabajo relacionados de alguna forma con la cultura: agentes de desarrollo local, recuperación de fiestas y rituales y su difusión como declaración de Fiestas de Interés Turístico Regional, declaraciones de Conjuntos Históricos y de Bienes de Interés Cultural a través de la ley de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura de 1999 y anteriormente con la propia de ámbito nacional de 1985, creación de las Áreas de Rehabilitación Integrada, Mancomunidades de municipios, creación de Museos de Identidad inscritos en la Red de Museos o bien otros locales fomentados por cada Ayuntamiento, y un largo etcétera en el que aún queda mucho por hacer.
  • El propiciado desde las mismas localidades y sus gentes a través de la explosión del asociacionismo que enlaza con la línea seguida por la mayoría de estados occidentales y la sociedad posmoderna. Tal es el caso de asociaciones de Amas de Casa, asociaciones Culturales, Asociaciones de Vecinos, incluso cofradías y comparsas que vienen recuperando y manteniendo año tras año su propia cultura local, su patrimonio. Es en este plano donde también debemos hacer mención a las Fundaciones, Museos e Instituciones locales que con una trayectoria histórica sólidamente construida aún mantienen vivo el interés y difusión de la cultura.
Entre estos dos ámbitos en los que el antropólogo necesariamente se mueve encontrábamos un vacío, una falta de nexo que los uniera coordinadamente. Nos referimos, en concreto, a Asociaciones oficialmente constituidas que no pertenezcan al ámbito público y cuyo alcance no se quede estrictamente en lo local sino que abarque a toda nuestra región y sirva de enlace con otras vecinas que coincidan en unos mismos intereses y objetivos.

Entre otros muchos, este es uno de los fines prioritarios con los que surge APEA.

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