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El juego del Volador es un ritual originario de Mesoamérica que se caracteriza por el uso de aparatos giratorios y maniobras acrobáticas. Aunque erróneamente se le conoce también como danza de los Voladores de Papantla, el Juego del Volador no es exclusivo de esta población veracruzana ni tampoco es una danza en el sentido estricto del término.

 
 
Sus orígenes se remontan al Período Preclásico Medio mesoamericano, se han encontrado representaciones de este ritual en la cerámica funeraria de las culturas de Occidente (Colima, Jalisco y Nayarit). Posteriormente pasó a otros pueblos, muy probablemente relacionada con el sacrificio gladiatorio y los cultos de la fertilidad. Sobrevive en la actualidad entre los nahuas y los totonacos de la Sierra Norte de Puebla y el Totonacapan veracruzano.

Además en el 2009 junto con los lugares de memoria y tradiciones vivas de los otomí-chichimecas de Tolimán fueron nombrados como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.


La danza del volador es una de las danzas más populares que han sobrevivido a la conquista española. Este ritual está asociado a la fertilidad, no obstante según los registros antropológicos, la danza existía con otras características y fue relacionada al culto religioso en la era posclásica, gracias a que fue incorporada a la cultura tolteca y posteriormente los aztecas de adicionaron elementos solares y de mayor peligrosidad, pues danza del Volador se ejecuta con cuatro danzantes que representan los cuatro puntos cardinales, pero se observaron danzas con sólo dos danzantes. La fertilidad se representa mediante el descenso de los danzantes, que simbolizan la caída de la lluvia.

En la celebración acompañada de danzas y música se utiliza un tronco o "palo volador" donde se ajustan varias piezas: una pequeña base de madera, una cruz, un pivote (denominado también manzana) que unirá y posibilitará el giro, y una escalera unida al palo. 

En los extremos de la cruz se colocan cuerdas que sujetan a los danzantes voladores simbolizando los puntos cardinales, norte, sur, este y oeste, más el caporal que representa el centro. A más 20 metros en lo alto de la estructura, se sitúa el caporal, personaje que toca un tambor y una flauta, y coordina el ritual. 

Cada señal que el caporal hace es un tipo de acrobacia, en una de ellas cada danzante volador salta al vacío, sujetado por la cintura, boca abajo y afianzándose con las piernas y gira 13 veces cada uno de ellos, que multiplicado por los cuatro voladores da el resultado de 52, ya que este número es el símbolo del ciclo de 52 años del calendario indígena o Xiuhmolpilli. Finaliza cuando los participantes empiezan a abrir el círculo hasta tocar el suelo. Si los espectadores aplauden alguno de los voladores dobla las piernas y se toca los pies con las manos, siendo esta una maniobra muy difícil que solo puede durar unos segundos. Los danzantes visten trajes muy coloridos que representan a aves tropicales.

Más Información: El Juego de los Voladores.


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