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Hacia 1930, en un esfuerzo pionero, los antropólogos Margaret Mead y Gregory Bateson rodaron con una cámara de 16 mm una película titulada “Trance y Baile en Bali” (Trance and Dance in Bali). Su intención era la de recoger comportamientos espontáneos que ilustraran sus teorías sobre la relación entre verbalidad, paralenguaje icónico y conducta social.

M. Mead refirió que al preparar el combate entre Ragda y Barong para filmarlo, el círculo de trance de Pagutan decidió que a los extranjeros les gustaría ver a jóvenes mujeres entrar en trance y apuñalarse el pecho con los kris. Normalmente acostumbraban hacerlo sólo gente anciana. En aquella época, las mujeres balinesas solían ir con el pecho al descubierto. Los senos desnudos no comunicaban en Bali el mismo significado erótico que en Nueva York. Pero por otra parte -yo diría que para imitar o al menos para no ofender a los extranjeros- durante la filmación, las jóvenes balinesas bailaron con el pecho cubierto.


Sin decir nada a M. Mead ni a Bateson, los hombres del círculo de trance instruyeron a las jóvenes en técnicas oportunas para entrar en trance; a las mujeres se les enseño incluso a manejar el kris. Posteriormente, los hombres del círculo indicarían con orgullo a quienes hacían la película, los cambios introducidos con motivo de la especial filmación. En la película no se mencionan en absoluto dichos cambios. 


En Trance and Dance aparece una vieja que, como narra la voz de Mead, había anunciado que "no iba a entrar en trance"; no obstante, fue "inesperadamente" poseída. La cámara la sigue: tiene los senos desnudos, en profundo trance, el kris apunta con fuerza contra su propio pecho. Luego, lentamente, un anciano la saca del trance. Hay un lapso de tiempo durante el cual, sentada, cuando finaliza el drama, sus manos siguen ejecutando los movimientos de la danza.

Parece que los miembros del círculo de trance estaban indignados con esta vieja porque sentían que su trance había echado a perder las elegancias estéticas que habían estado preparando para los ojos -y los objetivos- extranjeros. Sucedió que el equipo de M. Mead y Bateson, encargado de la filmación, prestó demasiada atención a esa vieja mujer. Parecía, y era, una persona que entraba realmente en trance. Pero, desde el punto de vista estrictamente balinés, ¿qué era lo realmente "auténtico": las jóvenes preparadas por los propios balineses o la vieja solitaria que hacía cosas tradicionales?

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