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Autor: MARCOS ARÉVALO, Javier.
Título: "El Patrimonio Antropológico (A propósito de la realidad cultural extremeña)".
Departamento de Psicología y Antropología. Universidad de Extremadura. 
Revista: Revista Murciana de Antropología, Nº3, 1998, Pág. 79-98.  

Socialmente la preocupación por el patrimonio surge en fechas muy recientes. A medida que se extiende la conciencia sobre el patrimonio, las distintas ramas del saber estudian la existencia, el conocimiento y la protección de su peculiar patrimonio. En la actualidad es fácil oír hablar del patrimonio histórico, artístico, arqueológico...; pero también del patrimonio de otras áreas de conocimiento científico más novedosas, tales como el patrimonio lingüístico, bibliográfico o documental, e incluso del patrimonio arquitectónico. paleontológico, ecológico -natural, medioambiental o paisajístico...-. etnológico o antropológico, etc., que igualmente han acotado y definido sus ámbitos patrimoniales.

Frente a las tendencias de preferenciar la dimensión del pasado o del presente agonizante, pensamos, no obstante, que el patrimonio está constituido asimismo por las formas de cultura vivas. El sustantivo patrimonio, efectivamente, se adjetiva según los intereses disciplinares. Refleja la idea de pluralidad y diversidad temática que encierran las distintas especialidades o categorías del patrimonio. Ahora bien, el concepto de patrimonio, en términos generales, es una construcción social que se produce históricamente, aunque también alude a la cultura viva, cambiante, que continuamente genera la propia sociedad.

Asimilamos el concepto patrimonio al de herencia, que recibimos de nuestros ascendentes, pero también a los bienes o respuestas culturales que continuamente genera la sociedad. La noción de patrimonio significa en primer lugar bienes culturales, es decir recursos. En nuestro caso, el contenido del patrimonio cultural es el mismo que la antropología da a la cultura (las formas de vida sociales de los grupos humanos y sus manifestaciones, sean éstas materiales o inmateriales, pasadas o presentes). 

De manera que la peculiaridad del patrimonio antropológico viene determinada por la naturaleza de los "objetos" y las expresiones a las que se extiende: todas las que se relacionan con la cultura como forma de vida de la sociedad. Es decir, las formas de vida son el patrimonio de los individuos que las practican. Y, aunque el patrimonio está cargado de la connotación histórica, que deriva de la asunción del patrimonio como la herencia colectiva que recibimos de las generaciones que nos precedieron, no por ello debemos renunciar a la visión viva, dinámica y sincrónica que implica también el concepto de patrimonio.

Mas, ¿cuál es el objeto del patrimonio? La cultura sin ningún tipo de restricción. Desde el punto de vista antropológico el patrimonio son las formas culturales, las costumbres, pero también las personas (sus conocimientos y saberes), y ellas mismas tanto en calidad de portadores como de depositarios del patrimonio. Interesa, entonces, no tanto la tansmisión de la cultura, como la transmisión del conocimiento de la cultura, habida cuenta de que ésta es cambiante y procesual. Los destinatarios del patrimonio, de tal suerte, deben ser las personas (los grupos sociales) y no los objetos en sí mismos. El patrimonio traduce o proyecta una forma de vida, sus sistemas estéticos, tecnológicos, simbólicos, de organización social, etc.; en suma, una específica cultura en la que el pasado armónicamente se integra en el presente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si es cierto que "ellas mismas tanto en calidad de portadores como de depositarios del patrimonio. Interesa. entonces, no tanto la tmnsntisión de lu cultura, conzo la tr-ansnlisión del conocinziento de la cultura" entonces también es cierto que tbnl ez k la trsldsn del lktrcha no pfodermas trlcpichus.
Además si el captcha está para que quienes dejan comentarios "demuestren que no son robots" sería bueno que el autor del artículo nos demuestre a los lectores que no es un robot. Por ej. escribiendo correctamente. :)
P.D. Los robots no tienen sentido del humor

APEA dijo...

Los fallos en el artículo no eran debidos al autor, sino al corrector tipográfico de blogger, que se volvió un poco loco y quiso reclamar su propia creatividad. Gracias por avisar.

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