Bienvenido a APEA

El cultivo del olivo, protagonista de la triada mediterránea, forma parte indisociable de la cultura Andaluza. Investigaciones arqueológicas atestiguan su presencia a partir de época romana y posteriormente los árabes extendieron su cultivo aplicando sus conocimientos y mejorando su rendimiento. 

Sin embargo, a pesar de tratarse de un cultivo muy arraigado, su generalización no se da hasta bien entrado el siglo XX, llegando a convertirse en un monocultivo en algunas comarcas andaluzas como la Campiña Este de Jaén y convirtiéndose en generador de una cultura del trabajo marcadora de la identidad andaluza.

En el Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía, se han documentado alrededor de 30 actividades relacionadas directamente con el cultivo del olivo, la recogida de aceituna y la producción de aceite en toda Andalucía. Su registro se ha realizado principalmente en el ámbito de Oficios y saberes, atendiendo al modo en el que se realizan los procedimientos técnicos básicos de cada una de estas actividades, sus fórmulas de transmisión, las transformaciones que han experimentado, sobre todo relacionadas con la mecanización de ciertos oficios y el proceso de industrialización de la producción de aceite.

En las provincias de Jaén y Córdoba, el cultivo en algunas comarcas se dirige fundamentalmente a la producción de aceite, habiéndose convertido casi en un monocultivo. Las labores relacionadas con el olivo, laboreo, fertilización, poda, riego y recolección, forman parte del ciclo productivo y convierten al olivo y al aceite en algo más que un recurso y una fuente económica.

0 comentarios:

top