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Design Thinking: contrate a un Antropólogo


Últimamente me he cruzado en internet tantas veces con la expresión design thinking que no he tenido más remedio (no puedo evitarlo, la curiosidad me mata) que saber de qué se trata.

El design thinking es una metodología de innovación que se expande como una nueva forma para definir una estrategia empresarial, resolver problema o diseñar lo que sea: un juguete, un proceso de venta, de investigación, una casa, una forma de enseñanza,…cualquier cosa que pretenda ser innovada.

Procter & Gamble lo empezó a utilizar hace algunos años para volver a centrarse en el cliente.

En esencia, es una forma encontrar una solución a una necesidadhumana centrándose en las personas. Para los del Instituto de Diseño de Stanford, el principio central y novedoso del design thinking es juntarse con personas reales y prestarles atención. Se trata de comprender en profundidad lo que hacen las personas para quienes lo que quieres innovar va dirigido.

Tras leer lo que el design thinking es para los de Stanford, debo creer que en la ideación de esta metodología algún antropólogo tuvo una participación clave. Y es que los principios centrales en los que se basa son los mismos que la antropología lleva usando cien años.

Vean si no.
Dicen los de Stanford sobre el design thinking:

“Observar lo que la gente hace y cómo interacciona con su entorno te da claves sobre lo que piensan y sienten. Te ayuda a aprender lo que necesitan. Observando a la gente pueden conseguir manifestaciones físicas de sus experiencias, lo que hacen y dicen. Esto te permitirá interpretar el significado intangible de esas experiencias que te conducirán a una comprensión más profunda. A su vez, esta comprensión te llevará a soluciones innovadoras.” [1]

Texto que parece sacado del famoso (para los antropólogos) prólogo del libro Argonautas del Pacífico Occidental, que B. Malinowski, considerado uno de los fundadores de la antropología moderna, escribió a principios del siglo XX y al que pertenece este extracto:

“La meta es, en resumen, llegar a captar el punto de vista del indígena, su posición ante la vida, comprender su visión de su mundo” (p.41)[2]
Dicen también:

“Las historias que la gente cuenta y las cosas que dice que hace –incluso si son diferentes de lo que realmente hace- son potentes indicadores de sus creencias más profundas acerca de cómo es el mundo.” (ibíd.)

Esto fue lo que descubrió Malinowski, antes de escribir aquel libro, en Papúa Nueva Guinea y lo que le llevó a convertir una “corta visita” en una estancia de cuatro años: que la gente dice unas cosas y luego hace otras. Por eso, si quieres comprender por qué hacen lo que hacen, necesitas convivir con ellos.

Por Javier Fidalgo, director ejecutivo de la empresa Ocelata Consultores, S.L. 

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